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La Calle de los Dulces
En esta calle se hace patente para el ojo y para el gusto la gran tradición dulcera poblana, que sintetiza siglos de trabajo artesanal, creatividad doméstica y la rica imaginación conventual. Todo ello dio como resultado el dulce popular, que se caracteriza por la exquisitez de sus figuras.
Fábrica de Talavera
Puebla llegó a ser el centro locero más famoso de la Nueva España. La loza y el azulejo se emplearon ampliamente durante la época colonial, ya que entre sus productos se contaron desde vajillas y esculturas hasta azulejos que decoraron las fachadas de casas e iglesias de la región Puebla-Tlaxcala. La calidad fue tal que llegó a ser producto de exportación a otras ciudades del continente. Los objetos cerámicos se componen de una base de barro cocido cubierto con una capa de barniz vítreo o esmaltado. La loza blanca decorada es una herencia de la cultura española que a su vez se nutrió de la árabe.
La gran fiesta comienza el sábado anterior al miércoles de ceniza con la llegada de músicos, comparsas, coheteros y vendedores provenientes de los barrios y pueblos aledaños. Culmina el martes con la representación de 3 hechos históricos: la batalla de Puebla del 5 de mayo de 1862, escenificada por más de 100 lugareños, que forman con rosadas máscaras y vistosos atuendos, los batallones de soldados mexicanos y franceses que se batieron. Otra escena se basa en la leyenda de Agustín Lorenzo, quien rapta a la hija del correjidor de Huejotzingo para casarse con ella; y la tercera historia que se recrea es la boda «principal» de Huejotzingo, un joven llamado Calixto, quien fuera el primer indígena en casarse en la Nueva España conforme al rito católico. Al presenciarlo se puede aprovechar para visitar sus iglesias y adquirir ciertos productos como sidras y conservas de frutas y verduras.
Fiesta Huey Atlixcáyotl en Atlixco
Huey Atlixcáyotl significa en náhuatl «gran tradición atlixquense», esta fiesta es algo que no debe perderse. Se trata de una reunión de pueblos que conviven juntos, celebran su pervivencia y recrean sus tradiciones a través de la alegría de la danza. Con sus trajes multicolores, sus vistosas máscaras y collares de flores, sus flautas de caña, teponaxtles y otros instrumentos musicales, asisten los danzantes que representan a las regiones y etnias del estado: nahuas, mixtecos, popolocas, totonacas, otomíes, mazatecos, etc. Abre la fiesta el baile del Convite donde los nativos de Atlixco invitan a los demás a que participen; cierra el Tlaxcalteco, el son de mayor arraigo en la región, donde todos intervienen. Entre ambos se presentan la Danza de los Tecuanes, la Danza de los Santiagos, La Boda Indígena, la Fiesta Huasteca, la Danza de los Quetzales y de los Voladores.
Día de Muertos en Huaquechula
En el día de muertos, los hogares de quienes perdieron a un ser querido en el año se visten con los famosos «altares monumentales». El amarillo intenso de las flores de cempasúchil contrasta con el blanco mate del papel de china que, finísimamente picado, cubre la armadura de estos altares. En el primer nivel se colocan los comestibles y bebidas, en el segundo, las reliquias que recuerdan a los fallecidos y en el último una cruz o la imagen de un santo. También se ponen cirios, calaveras de azúcar y sahuemerios con copal. Se sabe que hay ofrenda en una casa, ya que en su entrada se coloca una alfombra hecha con pétalos de cempasúchil. En esos días es cuando más se pueden probar los platillos típicos de Huaquechula, como el mole de olores y los tamales de ofrenda.